En un tazón grande combine el agua y la levadura. Dejar reposar hasta que se disuelva durante unos 3-5 minutos.

A continuación, añadir la leche con azúcar, sal, yemas de huevo y mantequilla derretida. Batir levemente.

Finalmente agregue 3 tazas de harina y luego mezcle bien con las manos o la cuchara, la masa va a ser pegajosa. Si es demasiado pegajoso agregar la harina restante un poco a la vez. Menos harina es preferible.

Cubra suavemente con un paño limpio y deje que se levante en un lugar cálido, libre de corrientes de aire durante 1 ½ a 2 horas o hasta que se doble.

Golpee la masa hacia abajo. En este punto la masa puede refrigerarse durante un par de horas o durante la noche. La refrigeración de la masa facilita el trabajo. Sin embargo, puede continuar con el siguiente paso sin enfriar la masa.

Cuando esté listo para dar forma, colóquelo en un rectángulo de ¼ de pulgada de grosor. Rocíe ligeramente con mantequilla derretida. Usando un cuchillo afilado, una rueda de pizza o un cortador de masa para hacer 6-8 tiras de tamaño uniforme.

Enrollar la masa para hacer bolos espirales aplanados, doblando el extremo debajo del bolo, para ayudar a la masa a mantenerse en forma.

Coloque en una bandeja de hornear (media hoja funciona) con papel pergamino, que ayuda a evitar que la masa se queme y torne color marrón en la parte inferior. Si desea cepille de nuevo con mantequilla derretida.

Dejar reposar de nuevo unos 45 minutos, luego hornear en un horno a 350 grados por alrededor de 12-18 minutos hasta que esten ligeramente marrón.

Sacarlos del horno y dejar reposar durante unos minutos.

Polvorear con el azúcar en polvo si se desea. Luego coma a su gusto.